Uno de los temas que trabajo de forma concurrente en los procesos de coaching es la falta de tiempo para hacer todas las cosas que uno quiere a lo largo de un día. Para aprovechar bien un día aquí tenéis unas pocas reglas:
1º Planifica: el día anterior prepara una lista de cosas que quieres hacer y asígnales una hora de comienzo y una de finalización.
2º Comienza por el principio: Sigue el plan establecido empezando por el principio, ¿es tan importante leer el correo electrónico y el periódico nada más llegar a la oficina?
3º Separa lo importante de lo urgente: No dejes que pequeñas cosas te distraigan de las actividades que has marcado como importantes, si no te pasarás el día apagando fuegos, cuando te llegue una de esas tareas pregúntate, ¿es realmente tan urgente?
4º Si no te ha dado tiempo, no pasa nada. Si una tarea del plan te está llevando más tiempo de lo previsto, PARA, y comienza con la que te habías marcado a la hora indicada, y después asigna un tiempo más tarde o al día siguiente para acabar.
5º Analiza: ¿cuantas de las tareas que te propusiste has acabado a la hora marcada? ¿qué te ha retrasado? ¿qué te ha adelantado? ¿qué puedes hacer distinto en la planificación del día siguiente?
Ya veréis como siguiendo estos sencillos pasos conseguiréis ser más productivos y al repasar todo lo hecho a lo largo del día estaréis más satisfechos con vuestro trabajo.
Os dejo un fantástico artículo publicado en el Expansión. Por fin hablan de gestionar tus actividades, no el tiempo.
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